
El periodista satauteño continúa íntimamente ligado a los medios de comunicación
Tiene 69 años y a sus espaldas lleva unos 50 dedicados al periodismo. Tras culminar sus estudios de periodismo se especializó en programación de radio. Ha trabajado tanto en televisión, donde estuvo más de 47 años, como en prensa escrita y en radio. Su trabajo le ha llevado a recorrer más de 25 países. Ha ejercido como reportero, redactor, subdirector regional, director de informativos… Satauteño de nacimiento y de corazón, José Martín Ramos vive, después de unos años complicados, un momento dulce en el que el periodismo sigue formando parte de su vida.
– En la tele y también en la radio. Todas las semanas acude usted a diferentes medios de comunicación. A sus 69 años sigue teniendo hambre de periodismo…
Bueno, es una forma de mantener el gusanillo. Estos son las cosas de los amores. Cuando se tiene amor por lo que se hace siempre queda la hoguera. Yo que he hecho prensa, radio y televisión pues ahora estoy encantado de participar en tertulias en Televisión Canaria, en Radio TV Canaria y en Radio Tinamar.
– Usted que ha trabajado en todo tipo de medios, ¿prefiere la tele, la radio o la prensa escrita?
(Sonríe) Me lo pone muy difícil. Yo me levanto escuchando la radio. Su indiscutible inmediatez te permite estar al tanto de todo. La televisión se ha convertido en un espectáculo. La noticia es más espectáculo que noticia y para entender la noticia hay que leerla. Así que yo siempre escucho la radio, luego si quiero ver algo más de las noticias pongo la tele pero ya para darlas como ciertas, para contrastarlas, siempre tengo que leerlas en prensa escrita. De hecho, en el móvil tengo acceso directo a seis periódicos para cuando quiero corroborar algo, consultar todos los puntos de vista.
– La profesión le ha llevado a sitios muy dispares. Ha cubierto desde la explosión del volcán Teneguía a la evacuación del Sáhara, una visita a Fidel Castro… Si tuviera que quedarse con algún recuerdo, ¿con cual sería?
Me quedo con un hecho que para mí fue sorprendente. Estando de visita en Jordania, en el Golfo de Áqaba, pude visitar el castillo que el entonces Rey Huséin tenía en una montaña, en lo alto de una playa. Cuando entré allí aquello me impactó mucho. Todas las empuñaduras eran de oro. Jerónimo Saavedra me dijo en aquella visita: “Tócalo, porque igual es la última vez que tocas una empuñadura de oro macizo”. Allí había una riqueza desmedida que contrastaba con la pobreza que había abajo, en la playa. Es algo que no se me olvidará.
– Usted empezó en la profesión en una época muy diferente a la que vivimos hoy. Las opiniones sobre la irrupción de la tecnología en el periodismo son dispares. ¿Qué opinión le merece a usted?
Nadie puede negar que los avances son fundamentales. Las nuevas tecnologías ofrecen unas posibilidades inmensas, unas herramientas extraordinarias que usándolas de forma correcta y razonada son muy beneficiosas. Estoy totalmente de acuerdo con ellas, pero siempre que se utilicen bien.
– El intrusismo en el periodismo ha avanzado incluso más rápido que la tecnología…
Yo pertenezco a una vieja asociación de prensa a la que cada día llegan casos así. Ahora mismo hay haciendo información más gente que no es profesional que periodistas. Es un verdadero problema. En otros países incluso los presentadores son gente de cierta edad, con una solvencia, con un aval en la profesión… Aquí no. Aquí en España los presentadores son modelos. Esto es un tema que hay que revisar porque dejar en manos de no profesionales la gestión de la información deriva en muchos problemas… aunque la gente parece no darse cuenta.
– En los últimos años le han designado hijo predilecto de Santa Brígida e hijo adoptivo de Las Palmas de Gran Canaria. ¿Se siente reconocido?
Si. Así lo creo. Para mí ha sido un alto honor que mi pueblo me designase hijo predilecto con el voto unánime de los cinco grupos políticos que conformaban la corporación en ese momento. Además, se da la circunstancia de que soy el único hijo predilecto de Santa Brígida que sigue vivo y eso me otorga una responsabilidad extra. Lo de que me nombraran hijo adoptivo de Las Palmas de Gran Canaria me sorprendió más, pero aunque no era de allí es cierto que fue allí donde trabajé muchos años. En ambos casos ha supuesto un tremendo orgullo para mí.
– Es imposible entrevistarle sin preguntarle por esto. Hace ya cinco años que fue trasplantado de corazón. Ahora, visto con serenidad, ¿cómo le cambia la vida a uno?
Totalmente. Como dice la gente moderna, te cambia el chip por completo. Te enfrentas a la vida de otra manera. Quieres ganar el tiempo perdido. A lo largo de todo ese tiempo, donde te conviertes en un esclavo de los hospitales, donde pasas largas temporadas sin poder salir por muchas dificultades, cuando ese proceso largo y tortuoso culmina, la valoración que haces de la vida es totalmente distinta. Te vuelves más sensible, más cercano, valoras otras cosas que antes dejabas pasar de largo… Es como vivir en un mundo nuevo. Lo que más me gusta es, de alguna manera, poder devolver la solidaridad que recibí animando a personas que están pasando por lo mismo, echándoles una mano… Creo que mi granito de arena puse para que se consiguiera en Canarias una unidad de trasplante de corazón. Di mucha murga con eso. Yo estuve un año viviendo en el Hospital 12 de Octubre y eso es algo por lo que ahora no van a tener que pasar muchas personas.
– La salud marcha bien y sigue haciendo lo que le gusta. ¿Cuáles son sus planes de futuro?
Nada. Vivir. Ahora mismo estoy con la gente que quiero. El haber sufrido esta enfermedad me ayudó a saber quien estaba de verdad y quien no. Llegó el momento de saber quienes eran amigos y quienes eran amigos de conveniencia, de esos que se te arriman cuando estás en algunos cargos. El tiempo ha ido despejando todos los caminos y yo ahora lo que quiero es seguir adelante con la gente con la que estoy. Y en el plano profesional, pues estoy trabajando en un libro que tengo ya muy avanzado pero para el que necesito un aporte gráfico que se ha retrasado, porque todo el archivo histórico que había de TVE aquí en Canarias se está digitalizando en Madrid y hay muchas cosas que quiero rescatar de ahí.
– ¡Un libro! Eso es siempre una buena noticia. ¿Cuándo tiene previsto que vea la luz?
Pues me gustaría que cuanto antes, pero hay aspectos que no dependen de mí.
– Acaba de empezar un nuevo año y eso es siempre sinónimo de buenos propósitos. Además del proyecto de ese libro, ¿cuáles son sus propósitos para este año?
Que la salud acompañe, que es lo fundamental, porque en mi caso eso es vital. Cada seis meses tengo que responder ante el cardiólogo de mi comportamiento. Mi propósito no es otro que seguir avanzando, seguir adelante, estando con quien estoy, que es con quien quiero estar, tratar de mejorar y… ya veremos si sale adelante algún que otro proyecto que me han ofrecido por ahí y que puede estar muy bien.